Creando el primer aguardiente premium en Colombia.
Durante la época de la prohibición, nació el mito de una bodega clandestina apodada “Mil Demonios”, ubicada en Cartagena de Indias, identificada por un llamador en forma de lobo llamado Garibay.
Mil Demonios era capaz de producir un licor muy especial, destilado con caña de azúcar de Cartagena de Indias, mediante técnicas de destilación secretas que en ese tiempo eran consideradas mágicas y reservadas para unos pocos.
Mil Demonios es la primera y única marca ultra premium de aguardiente en Colombia, un licor popular colombiano que proviene de la caña de azúcar, se suele tomar en shots y tiene un característico sabor a anís.
Es una marca cargada de mitos y folclore desde la época de la conquista, que, a través de personajes, leyendas y simbolismos, resignifica la relación que los colombianos han tenido durante años con el aguardiente como bebida emblemática.
Es una marca pensada para todos aquellos que disfrutan de productos premium y de un nuevo lujo que se aleja de los códigos visuales trillados, sobrecargados o estrafalarios.
Está hecha para quienes priorizan la calidad sobre la cantidad y buscan vivir nuevas experiencias en torno al aguardiente.
La relación que tenemos con el alcohol, como con muchos otros aspectos de la vida, evoluciona con el tiempo. Se convierte en una relación de descubrimiento, donde destacan más el gusto, la experiencia y la calidad.
Como colombianos, con los años nos hemos alejado de categorías como el aguardiente, buscando bebidas más premium, artesanales o de consumo más “controlado”.
El aguardiente es un licor que suele ser consumido por generaciones más jóvenes y está asociado a fiestas, carnavales o a la falta de control, pero está tan profundamente arraigado en nuestras raíces y cultura, que es imposible dejarlo de lado.
Lo que sucede es que, por muchos años, vimos a otros países como fuente de inspiración y nos convencimos de que lo mejor estaba afuera.
Con el tiempo, esto ha cambiado en Colombia y en América Latina… cada vez creemos más en lo nuestro: nuestra comida, nuestra tierra, nuestra gente y nuestras bebidas.
Hemos dejado de mirar hacia afuera para encontrar dentro lo que nos mueve con orgullo.
Y en un país tan diverso y con culturas tan distintas, el aguardiente se convierte en uno de esos pocos símbolos nacionales cohesivos y transversales. Ese símbolo que, ni por la edad ni por estar lejos de Colombia, deberíamos abandonar.
Para Mil Demonios le dimos un giro completo a la marca en todos sus puntos de contacto.
Expandimos los activos visuales y complementamos el universo gráfico.
Rediseñamos los empaques primario y secundario para darles un aspecto más joven, sin perder la esencia de lujo inherente a la marca.
Cambiamos los códigos visuales tradicionales de una categoría normalmente más popular o “típica”, para elevar la experiencia y contar una historia de folclore y misticismo.
Para la botella nos inspiramos en las puertas redondas tradicionales de Cartagena de Indias, buscando mayor apropiación, complementar el discurso de marca y crear un activo distintivo que se diferenciara de las botellas tradicionales que han predominado durante años en la categoría de aguardiente.
Creamos un sistema de diseño para componer piezas versátiles donde la fotografía juega un papel más importante, con un estilo visual más joven y arriesgado que conecta con las expectativas modernas de los productos premium.
Rediseñamos la ilustración del personaje para que funcione mejor en todos los puntos de contacto y tenga mayor contraste en cualquier tipo de aplicación.
Dimos vida a nuevos rituales de marca que se alejan del descontrol y la fiesta, para conectar con momentos de mayor conciencia, donde se requiere una nueva experiencia.
Así nace una nueva historia que se cuenta alrededor de unos pocos shots de aguardiente Mil Demonios.