Redefiniendo la hotelería en una isla con el optimismo intacto
Hotel Villa Carmela es un hotel boutique que redefine la hospitalidad en Cuba, una isla atrapada en el tiempo que busca recuperar el sentido del optimismo en medio de la adversidad.
Una marca inspirada en la obra de Amelia Peláez, una de las pintoras de vanguardia más representativas de los últimos años en la isla, y ubicado en la casa donde la artista vivió gran parte de su vida.
Es uno de los primeros hoteles boutique en la isla y busca contribuir a la renovación de espacios culturales e históricos en Cuba. Con solo 4 habitaciones, el hotel propone espacios para la desconexión íntima y la reflexión, en entornos llenos de arte y diseño que celebran la vida y obra de esta gran artista cubana.
Cuba es un país socialista que ha estado cerrado al mundo durante muchos años.
Un país que parece inmortalizado en un tiempo pasado, donde la pobreza y la desconexión con el exterior generan un contraste entre historia y tradición, pero también entre muchas necesidades.
Un país donde la alegría y la calidez de su gente son un elemento más que enriquece la experiencia de los turistas que buscan un destino distinto y cargado de emoción.
Poco a poco, el país se ha abierto a nuevas experiencias de hospedaje, donde la mayoría de los hoteles son cadenas aprobadas por el gobierno o casas de familias locales que buscan generar ingresos extra que les devuelvan la esperanza en un mundo donde el optimismo es un lujo reservado para pocos.
Cuba, más que por sus lujos materiales, brilla por su gente, y es más importante ser reconocida a través de sus figuras ilustres: personas que con esfuerzo y dedicación debaten entre gritar con orgullo de dónde vienen y, al mismo tiempo, criticar el lugar al que pertenecen.
El hotel es un espacio vivo, lleno de diseño y arte, donde la curaduría y el lujo silencioso crean ambientes íntimos para la relajación y la cultura.
Una celebración de la vida de una de las artistas más importantes de la isla: Amelia Peláez.
Una marca boutique que toma elementos del mundo de la hospitalidad internacional, sin perder de vista la riqueza visual característica de la isla.
Creamos una marca que, por supuesto, se inspira en la obra ecléctica y explosiva de la artista, pero que también construye un lenguaje visual rico en elementos atemporales que elevan la experiencia hotelera.
Una marca refinada, sin estar desconectada de la realidad de la isla, que se convierte también en un espacio sagrado de admiración a una de las figuras más relevantes en la historia cubana.
Un foco de luz y esperanza para sus habitantes.
Cuba brilla por su gente, y esta marca es una pequeña contribución para comprender —y también resignificar— su historia con optimismo.